miércoles, 20 de marzo de 2019

Jaime Sabines



Jaime Sabines Gutiérrez fue un querido y respetado poeta y político mexicano, nacido en Tuxtla Gutiérrez el 25 de marzo de 1926 y fallecido en Ciudad de México el 19 de marzo de 1999. Su padre, Julio Sabines, fue uno de los responsables de su amor por la poesía, y probablemente de su personalidad sencilla y accesible, una de las razones de su éxito en vida. A los 19 años comenzó a estudiar medicina, para darse cuenta poco tiempo después de que su lugar estaba en la Literatura. Resulta curioso que tanto su esposa como sus cuatro hijos tuvieran nombres que comenzaban con "j", inicial del nombre de su padre, así como del suyo propio y el de sus tres hermanos.
Como escritor fue muy productivo; si bien difundió su poesía desde los 18 años, con "Horal", su primer poemario, comenzó en 1950 una serie de publicaciones que culminaría pocos años antes de su muerte. Sabines reconoció la importancia del estudio técnico para su evolución como escritor, para encontrar su propia personalidad, sin dejar de inspirarse en Neruda o Lorca, entre sus otras fuertes influencias. Su amor por su padre quedó plasmado en un poema que el mismo autor consideró su mejor obra, "Algo sobre la muerte del mayor Sabines".

 He aquí que tú estás sola y que estoy solo.
Haces tus cosas diariamente y piensas
y yo pienso y recuerdo y estoy solo.
A la misma hora nos recordamos algo
y nos sufrimos. Como una droga mía y tuya
somos, y una locura celular nos recorre
y una sangre rebelde y sin cansancio.
Se me va a hacer llagas este cuerpo solo,
se me caerá la carne trozo a trozo.
Esto es lejía y muerte.
El corrosivo estar, el malestar
muriendo es nuestra muerte.
Ya no sé dónde estás. Yo ya he olvidado
quién eres, dónde estás, cómo te llamas.
Yo soy sólo una parte, sólo un brazo,
una mitad apenas, sólo un brazo.
Te recuerdo en mi boca y en mis manos.
Con mi lengua y mis ojos y mis manos
te sé, sabes a amor, a dulce amor, a carne,
a siembra , a flor, hueles a amor, a ti,
hueles a sal, sabes a sal, amor y a mí.
En mis labios te sé, te reconozco,
y giras y eres y miras incansable
y toda tú me suenas
dentro del corazón como mi sangre.
Te digo que estoy solo y que me faltas.
Nos faltamos, amor, y nos morimos
y nada haremos ya sino morirnos.
Esto lo sé, amor, esto sabemos.
Hoy y mañana, así, y cuando estemos
en nuestros brazos simples y cansados,
me faltarás, amor, nos faltaremos.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

LAS MÁS POPULARES: